El Árbol de Navidad en México no es parte de sus tradiciones

 

 

 

 

 

 

 

México, país de colores y tradiciones, tradiciones que en algunas ocasiones coinciden con las de otros países pero que, no obstante, no dejan de ser nuestras, en esta ocasión hablaremos de la tradicional colocación del árbol navideño que se lleva a cabo en todo el mundo y cuyos orígenes en México son muy curiosos.

El origen de la tradición del árbol de navidad que ahora conocemos, se remonta a principios del siglo XVII, en Alemania; ya antes los antiguos habitantes de Europa colocaban manzanas y otros frutos sobre algunos árboles como rito para recibir la primavera y honrar a dioses como Frey, señor del sol y la fertilidad.

Esta tradición fue evolucionando hasta que a mediados del siglo XIX, la iglesia católica aceptó el “árbol de Cristo”, como parte de las costumbres de Navidad que convivían con el tradicional Belén o Pesebre.

Una de las versiones de cómo llegó el árbol de Navidad a México, cuentan que se le vio por primera vez cuando el Palacio Imperial de Chapultepec amaneció emperifollado con la brillante novedad traída directamente de Europa por orden de Maximiliano de Habsburgo, recién llegado Emperador en 1864.

La decoración causó tal furor que la aristocracia mexicana la adoptó de inmediato, desplazando temporalmente a los nacimientos de su protagonismo navideño.

Cuando Maximiliano fue fusilado, se desprestigiaron las costumbres fomentadas bajo el imperio y su corte, así que el Árbol de Navidad cayó en desuso. En 1878, el general Miguel Negrete, considerado el mayor enemigo político de Porfirio Díaz y ministro de guerra durante la presidencia de Benito Juárez, retomó la tradición del árbol, luego de quedar muy impresionado por los árboles que conoció durante sus viajes a Europa y Estados Unidos.

 

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