La imperdible experiencia de pasar Navidad en Tabasco

 

 

 

 

 

 

 

El mestizaje y las costumbres ancestrales han convertido a Tabasco en una región especialmente folklórica. Viajar al estado en diciembre es una experiencia única: es celebrar el nacimiento de Dios como si hubiera nacido ahí y crecido con ellos.

Es saborear sus exquisitos chanchamitos y escuchar la música de los tamborileros, es sentir el frío de invierno y la humedad del trópico, es mirar las formas y los colores de los vestidos bordados que se pierden entre el verde del follaje.

Las emociones navideñas en Tabasco, México, se comienzan a vivir desde mediados de noviembre, cuando los tabasqueños se entregan al rito de las festividades e inician la compra de adornos que transforman no sólo las casas, sino la fisonomía de todo el estado.

Se espera ya la activación del alumbrado público navideño, con más de 300 mil foquitos colocados en cientos de figuras que adornan Villahermosa durante todo el mes, además de los casi 30 nacimientos que se instalan en puntos estratégicos de la ciudad, a la espera de la simbólica llegada del Hijo de Dios.

Es todo un arte la realización de los nacimientos: grupos de artesanos se entregan desde varios meses atrás para lucir su trabajo una sola vez al año. Visten a los personajes con ropa y ornamentos típicos de cada entidad. Hay familias famosas por sus montajes, como la don Ángel Gil Hermida, en Villahermosa, o la familia Trujillo, a lado del parque Hidalgo, también en la ciudad capital.

 

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