Las pésimas condiciones de los centros de detención de migrantes en México

ACAYUCAN, México — Las personas migrantes han sido retenidas en diversos lugares, como una arena de lucha libre, un recinto ferial y oficinas gubernamentales. Se han visto obligadas a dormir en pasillos, en una cancha de baloncesto al aire libre, incluso directamente sobre el suelo.

En México existen centros de detención que han llegado a superar tres, cuatro y hasta cinco veces su capacidad. Las personas detenidas en algunos centros han sufrido calor extremo, infestaciones de chinches, inodoros desbordados, días sin ducharse y escasez de alimentos y buena atención médica.

Durante la campaña electoral del año pasado, el presidente Andrés Manuel López Obrador hizo la promesa de que su política migratoria se distanciaría de las rígidas medidas de sus predecesores que se centraban en la aplicación de la ley y buscaría enfocarse en respetar los derechos humanos de las personas migrantes y tratarlas con dignidad. Pero las amenazas del gobierno de Donald Trump cambiaron sus planes y provocaron el aumento de las detenciones y deportaciones de migrantes.

Este enfoque duro ha reducido el número de personas migrantes que intentan cruzar la frontera suroeste de los Estados Unidos. Pero también ha desatado una crisis en los centros de detención mexicanos donde, según los críticos, están sometiendo a adultos y niños a condiciones inhumanas, lo que evidencia la falta de preparación del gobierno de México. Esta situación ha generado numerosas críticas contra López Obrador.

De abril a junio, las autoridades mexicanas detuvieron a unos 73.400 migrantes, más del doble del número de detenidos durante los primeros tres meses del año.

Debido a la presión de los críticos, incluida la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, el gobierno de López Obrador reconoció recientemente el lamentable estado del sistema de detención y prometió que se realizarán mejoras.

Mientras tanto, las condiciones en las que viven las personas detenidas siguen siendo deplorables.

Diversas entrevistas con solicitantes de asilo que fueron liberados hace poco de un gran centro de detención ubicado en Acayucan, una pequeña ciudad al sureste de México, describían una estancia llena de dificultades y escasez.

Los migrantes describieron condiciones inmundas, que solo mejoraban cuando se programaba la visita de las delegaciones de observadores de derechos humanos u otros funcionarios. Antes de las visitas, el personal del centro de detención inspecciona las instalaciones.

Según el Instituto Nacional de Migración, la detención de niños migrantes centroamericanos durante los primeros seis meses del año se incrementó en más del 130 por ciento en comparación con el mismo período de 2018.

En mayo, una niña guatemalteca de 10 años murió después de caerse de una litera en un importante centro de detención en la Ciudad de México, dijeron las autoridades. Los funcionario todavía están investigando la causa y buscan determinar si recibió atención médica adecuada.

Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores de México, ha reconocido las malas condiciones del sistema. “Las estaciones son pésimas”, dijo durante una conferencia de prensa.

“La evaluación que se nos presentó es terrible: los desagües no funcionan, los baños están abandonados”, dijo. “Se debe hacer un esfuerzo inmenso y enorme. No es tanto el dinero, sino el compromiso”.

El gobierno de López Obrador ha destinado unos 3,1 millones de dólares para mejorar varios centros de detención importantes en el sur de México y dice que también tiene la intención de renovar los centros del norte.

Pero los defensores de los migrantes señalan que el gobierno no se ha comprometido a expandir los recursos de la agencia gubernamental encargada de los asilos, un ente que estaba al borde del colapso incluso antes de que aumentaran las detenciones.

“En las asignaciones presupuestarias, se puede medir la voluntad política”, dijo Ana Saiz Valenzuela, directora general de Sin Fronteras, un grupo de defensa de los migrantes en Ciudad de México.

Corzo dijo que esperaba que López Obrador cumpla su promesa de mejorar las condiciones en los centros y el tratamiento de los detenidos.

“Es un nuevo gobierno”, dijo. “Es una nueva oportunidad para hacer grandes cambios”. Pero reconoció que “hay grandes desafíos”.

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Información de Ny Times

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