Trump cierra la inmigración por tierra de forma indefinida

La frontera sur de Estados Unidos queda oficialmente cerrada, desde este jueves y sin fecha de reapertura, para los miles de demandantes de asilo que se agolpan en el norte de México.

Se trata del último paso en una progresiva regulación que comenzó el pasado 20 de marzo con el argumento de que no se podía garantizar la salud de los inmigrantes en medio de la pandemia de la COVID-19. Aquella orden de no admitir demandantes de asilo se ha prorrogado dos veces, hasta que se ha hecho ‘sine die’.

“En el país (México) actualmente hay cerca de 4.800 personas solicitantes de asilo que viven en 89 albergues, por lo que cerrarlos por la pandemia de COVID-19 es inviable. Los refugiados son víctimas invisibles de esta pandemia y una población vulnerable. (…) Si no fuera por las ONG se quedarían sin nada.”

Juan Pablo Álvarez,
asociado al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur)

La orden firmada este martes por el director del Centro de Control de Enfermedades (CDC), Robert Redfield, extiende indefinidamente lo que ya era una política de facto de Estados Unidos en su frontera sur a raíz de la pandemia.

Las órdenes dictadas en marzo permiten expulsar inmediatamente, sin examen médico y sin escuchar cada caso, a cualquier demandante de asilo. Desde el 20 de marzo hasta finales de abril, EE. UU. ha rechazado en la frontera a más de 20.000 personas.

La orden afecta a todo aquel que quiera ingresar a Estados Unidos desde Canadá o desde México que, al entrar, debería ser confinado en un centro de detención. Es decir, las personas sin documentos de inmigración válidos que quieran pedir refugio, que es desde hace una década el perfil más habitual en la frontera. La mayoría son unidades familiares y de origen centroamericano.

El presidente estadounidense, Donald Trump, siempre ha dicho que este tipo de inmigración es un agujero del sistema que la gente aprovecha para quedarse en el país, y cerrar el sistema de asilo de Estados Unidos ha sido una de sus grandes obsesiones.

Con la pandemia del coronavirus, lo ha conseguido. La orden del 20 de marzo establecía que “hay un riesgo serio de que se introduzca la COVID-19 en el país a través de los puertos de entrada”, ya que la enfermedad está presente en Canadá, México, “y los otros países de origen de las personas que migran a Estados Unidos”, dijo el mandatario.

Además, los inmigrantes sin documentos “serían retenidos en las áreas comunes (de las comisarías de la policía de fronteras) muy juntos unos de otros durante horas o días”.

Es decir, el proceso habitual en la frontera “incrementaría el ya de por sí serio peligro para la salud pública”, de la COVID-19, lo que justifica el rechazo a los inmigrantes desde la perspectiva del Gobierno de Donald Trump.

La orden señala además expresamente a los indocumentados, que “dada su carencia de estatus migratorio, hay muchas dudas de que pudieran aislarse y ponerse en cuarentena, o cumplir con las recomendaciones de distancia social, si fueran liberados”.

Estados Unidos ha registrado ya 1,4 millones de casos positivos de la COVID-19 y más de 90.000 muertos desde que decretó el estado de emergencia.

Informacion de Expresso

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